Es clásica la expresión “vi pasar frente a mis ojos toda mi
vida” cuando alguien se salva de una experiencia cercana a la muerte, pues bien
el joven genio Gerardo Ballester crea esta ilusión en su obra Adiós Carlota.
Vamos primero con los aspectos técnicos de esta obra.
Adiós Carlota es una obra teatral creada por el joven genio
de Gerardo Ballester, interpretada por medios títeres híper realistas que trata
sobre la última noche de VMI la Emperatriz Carlota de México, esta dura
alrededor de una hora y cuarto y esta dirigida a un público adolescente y
adulto, donde las personas mas importantes de la vida de VMI la Emperatriz
Carlota de México son expuestos, algunos como fueron en vida y otros; como su
madre, son representados como parte del imaginario de su decrepitud, Méjico es
representado de una forma particularmente sencilla y hermosa, como un Quetzalcóatl
que hace apariciones en los momentos críticos de la obra.
Su tríptico reza de la siguiente manera:
Adiós Carlota es una recreación poética de cómo se
derrumba el mundo interior de una mujer de veintiséis años que, habiendo sido
educada dentro de la realeza, pierde la razón al enfrentarse con el mundo real
y el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo.
La narrativa deja abierta la posibilidad de que el
espectador este siendo testigo de los recuerdos, sueños, o el fantasma de la
locura de la Emperatriz Carlota
La característica más relevante
de esta obra, aparte de sus magníficos títeres, es que carece totalmente de
dialogo verbal, el cual es sustituido por la magistral interpretación en el
piano de la Maestra Debora Silberer, que nos lleva de la mano atreves de toda
la obra y los sentimientos de cada uno de los personajes, desde la dama de
compañía, hasta la India bonita. Junto con la inaudita y magnifica coordinación
de hasta seis manipuladores en escena,
se encuentra también la coordinación de luces que hace Isaías Martínez, que no
solo deja a cubierto a los manipuladores, sino que junto con la música permite
al espectador adentrarse a la historia que se va narrando.
Por el lado de critica personal
¿Que os puedo decir queridos
lectores? ¿Que se puede expresar en palabras a alguien que no ha visto esta
obra que carece de ellas? realmente me quedaría muy corto al tratar de
describir la obra o dándome a la tarea de solo describir a los títeres o la
escenografía, pero os puedo describir otra cosa, algo que a pesar de ser
intangible puede ser transmitido, el sentimiento que plasma la obra en los
asistentes.
Después de ver esta obra he
tenido que recuperar por varios minutos la compostura, pues no solo el
sentimiento de ver las imágenes que pasan por aquella mente, la mente de una
anciana trastornada por el dolor y la soledad en una jaula de oro, me ha
mantenido llorando al filo de la butaca, sino también es aquel sentimiento, que
seguro muchos de los asistentes tuvieron, de ver a una anciana que podría ser
la abuela o la madre, es ese el efecto que pocas novelas, obras teatrales o
películas causan sobre el que esta al otro lado, esta obra lo tiene, acercar a
un personaje histórico, a una emperatriz muerta hace casi un siglo, y hacerla
tan cercana como ya lo dije antes, es algo que podría estar todo un libro
describiendo y solo aquellos que han tenido la dicha de tener una abuela lo han
vivido y lo pueden comprender.
Claro esta que lejos de ser una
obra estrictamente historia, es una obra sobre los sentimientos de la mujer y
no de la emperatriz, aquella mujer que veía a los indios como extravagantes y
discutía con su esposo sobre la arqueología mexicana, aquella mujer que sintió
celos y dolor al ser engañada con una indígena, y que por su gran amor a su esposo
perdono la infidelidad, una mujer de gustos y educación aristocrática, que amo
a su esposo y a su nueva patria, una obra sobre una anciana que se sumerge en
sus recuerdos y se aferra a ellos como la única forma de sobrellevar la vida.
Esta obra da justicia después de
ciento cuarenta años a la pareja real, y da por fin cumplimiento a las últimas
palabras de VMI la Emperatriz Carlota de Méjico
Recordadle al universo al hermoso extranjero de
cabellos rubios. Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio.
¿Qué más os puedo decir? Solo me queda decir que a pesar de la
mediocre difusión que los medios masivos y comerciales le han dado a esta obra,
no se la pueden perder, que a pesar de que las localidades se terminen busquen
la manera de verla, y más que verla, busquen la manera de vivirla
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